Otra de las imágenes de la noche fue, sin duda alguna, la de Sarah Jessica Parker. Pero hasta aquí, nada nuevo, porque Sarah Jessica siempre es una de las imágenes del Met.
Y este año, al igual que hiciera en 2013, se ha distinguido del resto de asistentes por el uso de un tocado de Philip Tracy que podría haber estado expuesto en la exhibición tranquilamente, porque una vez más, estamos ante una obra de arte espectacular.
Pero mi único problema, es que la fórmula es la misma que en 2013, y desafortunadamente, no funciona tan bien. Funciona, sin duda, porque sino no estaría entre mis 10 favoritas, pero funciona desde ciertos ángulos, porque de otra manera puede que haya demasiadas cosas juntas.
Pero cuando lo miras desde el ángulo perfecto, como el de la imagen superior, de repente te acuerdas de por qué el estilo de SJP será recordado durante muchos años, y es que la imagen es sencillamente inmejorable.
Para la ocasión la actriz sorprendió desmarcándose de cualquier firma que podía haber sido predicha para ella y escogió a la low-cost H&M, junto a la cual diseñó este precioso vestido (imagino que querría a alguien fácil de mangonear y eso no lo iba a encontrar en la Alta Costura), que contaba con quizá algún que otro elemento de más.
El diseño en seda negra de manga kimono asimétrica contaba con unas franjas bordadas con motivos asiáticos que caían desde el hombro, del que además y desde la espalda, se desplegaba una capa bordada con flores idénticas a la del hombro.
El resultado final es una inspiración asiática, sutil y elegante.
El problema es que el vestido buscaba, de alguna manera, una sobriedad dramática. Algo que le permitiera relegar la atención al impresionante tocado, pero al mismo tiempo que todos se fijaran en su vestido. Lo cual es muy conflictivo. Y más, si sumamos una melena suelta.
Y fue algo que consiguió a momentos, porque como decía, en la imagen de arriba todo es perfecto, aunque honestamente, la única razón por la que esto funciona es Sarah Jessica Parker, porque de lo contrario es bastante probable que estuviera destrozando el look.
Pero es Sarah Jessica y es el Met, y yo desde luego no me conformo con menos, porque desde luego es lo que me esperaba de la actriz, que hiciera lo imposible y este look lo es.
Para acabar, joyas de Fred Leighton, Jennifer Fisher y Cindy Chao, de las que no puedo pasar sin nombrar unos brazaletes de jade que hacen el look más especial si cabe, y unos botines de su firma que yo estoy ignorando con todas mis fuerzas, porque a diferencia de las botas de Louboutin de 2013, estos no funcionan en absoluto. Por lo menos, no del todo.
Y es curioso, pero yo ya tengo ganas de ver con que nos deleita el año que viene. Y ahí radica el poder del estilo único de Sarah Jessica.
Imágenes: Zimbio
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