La entrada de Alessandro Michele en Gucci se podría denominar como una catástrofe a grandes niveles, porque en realidad la reinvención de la firma italiana y del ideal de la mujer Gucci no parece haberle gustado a nadie,y lo mismo parece que ha sucedido en la línea masculina.
Yo prefiero mantenerme escéptico y darle el beneficio de la duda al creador italiano, y más después de ver a Georgia May Jagger a su paso por la gala del Met.
Poco parece quedar también del glamour Hollywoodiense de Gucci Prémière, que nos deja un Gucci mucho más bohemio y relajado, y que me deja expectante para saber cual será el siguiente movimiento en la línea custom-made a manos de Alessandro Michele.
La modelo no fue demasiado sutil con la inspiración asiática (aunque de esto podemos culpar a Michele) pero el resultado realmente te quita el aliento, ya que los hilos de seda y cristales bordados a mano sobre el georgette de seda en un precioso tono malva del kimono de la modelo resultan en todo un espectáculo que crea un efecto de brutal belleza ante una combinación tan impresionante de colores gracias a los diferentes motivos bordados.
El look de belleza pasó a un segundo plano, y terminó su look con un precioso tocado floral, unas sandalias un tanto excesivas y unos anillos que pasaron desapercibidas.
Y es que con un vestido de una belleza tan abrumadora, todo lo que no pase a un segundo lugar es un error.
Imágenes: Zimbio
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