Si hay un desfile en París que sabes que te va a sorprender, ese es Chanel (con perdón de Alexander McQueen). Esta vez, la pasarela se transformaba en un galería de arte contemporáneo, dedicada a la maison francesa ya sus iconos, como este robot de la botella de Chanel Nº 5.
Si por mi fuera, me quedaría con cualquiera de las obras que expuso Karl Lagerfeld para su desfile, pero los temas de arte no son lo que nos importa ahora (por supuesto les dedicaré una buena parte de la entrada al final de las fotos del desfile), lo que ahora importa son las propuestas de Lagerfeld para Chanel, y por supuesto, el tejido estrella ha sido el tweed.
La colección tuvo como gran protagonista el color rosa, una explosión sobre trajes de chaqueta o vestidos que se acababan transformando en capas, protagonizados por estampadas a cuadros como si de un tartán se tratase. La apuesta más femenina de la maison de la camelia.
Para esta colección, Lagerfeld ha decidido mantener siluetas rectas que rara vez se ajustaban a la cintura.
Por supuesto no ha faltado el tweed en el desfile, donde se ha transformado en vestidos y chaquetas con distintos estampados, colores y texturas metalizadas.
¿Nos cansaremos algún día del tweed de Chanel?
Seguramente no, pero si llegamos a ese punto, no será porque el kaiser de Chanel no ha hecho esfuerzos para que apenas consigamos reconocerlo colección tras colección.
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Toda la gala cromática se desplegaría para el gran final del desfile, pero el desfile contaba con unos avances, ya fuese en el fucsia que gobernó la pasarela, o en galas cromáticas.
Vestidos e incluso monos sencillos tomaron la pasarela, en blanco y negro o azul marino con siluetas sencillas pero detalles que les dan vida como los juegos de líneas o las líneas de puntos.
Escotes tan originales como escote no se vieron mucho en Chanel, más dado a no arriesgar en siluetas, pero me gustaría ver su traslado a la alfombra roja.
Colores más serios, sobre todo grises en clave de degradado y con siluetas muy rígidas continuaban las senda sencilla de la colección.
Justo antes de terminar, los colores oscuros tomaban la pasarela de la mano del encaje , escotes seductores o incluso los cropped tops, a los que Chanel está dispuesto a seguir dando vida. Mi favorito sin duda, el diseño que está encima de estas líneas.
Llegabamos a la recta final, que quedaba inundad por el color. Yo ya quier ver las dos primeras creaciones con la tela dispuestas a capas de manera muy original, en, por ejemplo, Diane Kruger.
Sería un riesgo de los que a mi tanto me gustan.
Todo un despliegue de color y mágicas pinceladas como si de pantones se tratase, sobre tejidos plisados, vaporosos, con encaje o rígidos, pero en todos los casos, simplemente maravillosos.
Y por supuesto ¿Qué sería de Chanel sin los bolsos? Reinventando los clásicos como el "Boy" o el no tan clásico "Lego" sería imposible escoger solo uno.
Los tiene en todas las formas, colores y tamaños, y es que para esto, Karl Lagerfeld ¡Es un genio!
Y por supuesto, no puedo dejar de hablar de la pasarela, con un aforo de 2.000 personas, y decorado con 75 piezas que el propio Lagerfeld y su equipo diseñaron para este desfile.
Me compraría el cuadro con frascos de perfume de encima ahora mismo si pudiera.
Al hombre desnudo con rueda de Chanel encima ya no tanto.
Karl Lagerfeld y sus genialidades, espero que no terminen nunca.
Imágenes: Style.com, Vogue.es y S Moda
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