Giambattista Valli cerraba el día con su colección dedicada a la delicadez, llena de flores y transparencias. Dividida en galas cromáticas y temas, los vestidos fueron apareciendo en categorías, siempre habiendo un vestido que unía a la anterior con la siguiente, como si de mezclar colores se tratara, siempre con el blanco con telón de fondo, sin olvidar las flores.
El desfile comenzaba con el blanco. Sin embargo, los vestidos no destacaban por ello sin por su profusa decoración floral, ya fuese en mangas, laterales o simplemente cubriendo todo el vestido. El resultado era de la más pura delicadeza, como el resto del show.
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Los vestidos blancos daba paso al azul con siluetas muy femeninas, llena de movimiento y tul. Me llaman particularmente la atención el modelo que es cubierto por una capa y el que tiene como inspiración un kimono japonés con un precioso estampado azul.
Y desde el delicado kimono azul pasábamos con fuerza hasta el rojo en faldas transparentes hasta vaporoso tejidos impregnados de flores, de los cuales yo me quedo con el tercero. De nuevo, el cuarto vestido atenuaba el rojo para volver a introducirnos al blanco.
Estos vestidos llenos de delicadeza hacían un paréntesis entre el rojo y el tema que vendría a continuación, y son de los mejores de la colección, con delicadas faldas de encaje y de nuevo las flores que predominan en la colección, y que serían nuestro siguiente tema.
Las flores toman los vestidos, sobre encajes, abrigos o péplums, convirtiéndolos prácticamente en jardines botánicos, delicados e impresionantes al mismo tiempo, solo como Giambattista Valli sabe.
Pero si hablamos de flores, estos dos diseños son mis favoritos. La manera en la que las flores caen por el vestido desde los hombros. Mientras que en uno, la silueta se mantiene recta, en otro, el péplum la convierte en una mucho más femenina y maravillosa que yo espero ver en alguien como Diane Kruger que pueda hacerle justicia.
Impresionantes Ball Gowns daban fin al desfile. Con llamativos colores, como el amarillo que cerraba el desfile o el rojo, sin olvidar el blanco que no destacaba por su llamatividad, si no por sus delicados bordados. Pero si os ha gustado la colección, no podéis dejar de verla al detalle, porque es más impresionante si cabe.
Una maravilla. Y no puedo terminar sin dejar de enseñaros las coronas que se vieron en el desfile.
De nuevo, me rindo a los pies de Valli.
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