La alfombra roja de los Premios Grammy tiende a destacar por su falta de gusto, y no es de extrañar dada la cantidad de cantantes que suelen sacar su lado más ordinario con vestidos que enseñan mucho más de la cuenta y que ignoran completamente las peticiones de los Premios cuando se les pide que sean algo más recatadas (¿Alguien ha dicho Jennifer Lopez?).
Sin embargo, no siempre es así, y es que siempre están esas maravillosas excepciones como Florence Wlech, la que nunca falla y Rihanna, que entra en estado de gracia cuando pisa esta alfombra roja y por supuesto también esas gloriosas apariciones momentáneas como Beyoncé cuando decide lucir su estilo más relajado, Taylor Swift cuando consigue ser minimamente interesante o Katy perry cuando no se le va la pinza y combina su vestido con su color de pelo.
Pero además, también tenemos a Nicole Kidman, que a veces acompaña a su marido Keith Urban y suele lucir looks discretos como acompañante que es, pero no fue así en 2011, donde la actriz brilló como no lo había hecho en mucho tiempo eclipsando a todas las cantantes, incluidas Rihanna y Florence Welch y luciendo uno de sus mejores looks hasta la fecha.
Jean Paul Gaultier firmaba este diseño, que Nicole escogió de la colección Spring 2011 Couture, y aunque no fuera uno de los vestidos más destacables de la colección, en la alfombra roja y de la mano de Nicole ganó infinitamente más, y es que el degradado del vestido y los tonos marrones y rojizos son realmente espectaculares, y le sientan maravillosamente a Nicole, escupiéndole una preciosa figura con unas curvas que no estamos acostumbrados a ver en la actriz.
Además el look de belleza era radiante y absolutamente perfecto.
El pelirrojo de su melena, además de complementar a la perfección su vestido, era de ese tono en perfecto equilibrio entre el rubio y el rojizo oscuro, y que además es el que más le favorece.
El maquillaje, radiante, lleno de luz, y consiguió estar de las veces que más guapa la he visto en la alfombra roja.
Para terminar, joyas de Freid Leighton y zapatos de Manolo Blahnik, con los que terminó un look con el que personificó la más absoluta perfección.
Y admito que cada vez que veo este look, las ganas de volver a ver "Moulin Rouge!" son inevitables.
Imágenes: Zimbio y Style.com
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