No sé en que estaba pensando Lily Allen cuando se puso este vestido, pero le fue imposible pasar desapercibida, cosa que ahora que lo pienso era seguramente lo que quería. Pero voy a dejar de pensar en un momento lo increíblemente falto de buen busto que es este look y a centrarme en que es un vestido 100% Westwood, donde encontramos las clásicas líneas de inspiración corsé de la diseñadora británica en un vestido que mezcla un potente rosa con el tono naranja del bustier. Una apuesta arriesgada a la que no le hacía falta el toque de color de las plumas del recogido que inesperadamente, resulta demasiado (espero que se note la ironía).
Pero dejémoslo en que es Lily Allen y en que no vamos a pedirle peras al olmo.
Por lo menos resultó un look interesante y diferente.
Imágenes: Zimbio y Vogue.es
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