A este vestido lo salva que lo lleva Helen Mirren, que se fue con un premio a su carrera a casa, porque personalmente no tengo por donde coger esa falda de tul azul y negra, que si me llega a gustar por algo es porque Helen, impecable como siempre, se molestó en enseñarla, y a mi me gana con esa actitud. La parte de arriba tampoco me parece como para tirar cohetes, pero la verdad es que Helen y su magnífica presencia consiguen salvarlo. No quiero ni pensar que habría pasado si hubiese caído en otras manos.
Poco más puedo decir de Helen porque esta mujer y su elegancia hablan por sí solos, salvo que terminó con joyas de Asprey London y un impecable look de belleza.
Imágenes: Zimbio y Google Images
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