Quiero quitarme el look de Anna Kendrick de encima porque sinceramente creo que es una de mis mayores decepciones de la noche. Entiendo que su look sea objetivamente perfecto y que en realidad no tenga absolutamente ningún fallo, pero la actriz, que por cierto actuó en la ceremonia, no pudo apostar más de sobre seguro, y yo creo que ella sabe hacerlo mucho, mucho mejor.
Siento que en realidad, Anna debería estar más arriba en este resumen, pero miro el look y lo único que veo es un vestido que hemos visto demasiadas, de todas la maneras posibles, que resulta ya aburrido incluso irritante, porque yo sinceramente estoy harto de verlos. Misma silueta y mismo escote, y en el color, donde podría haber jugado la baza de lo diferente, el vestido quedó perdido en un mar de vestidos nude de entre los que no consigue destacar.
No quiero achacar que Anna diera un mal look, porque no es cierto, y sé apreciar que su estilo ha tomado un camino más depurado y elegante que aquellos Elie Saab Couture de su etapa más temprana en la alfombra roja, pero como decía, el look es demasiado clásico y demasiado olvidable, y no quiero usar esas palabras cuando hablo de Anna Kendrick.
Supongo que influenciada por el espíritu de la gala y por querer despejar el cuello, la actriz optó por un elegante y quizá demasiado recargado recogido que le pone años encima, y que aunque termina funcionando a la perfección, le quita esa frescura que de algún modo esperaba que nos diera Anna para enmendar el intento fallido del año pasado de aportar eso mismo a la gala.
Como decía, el resto del look es perfecto, y lo terminó con joyas de Norman Silverman.
Imágenes: Zimvio
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